El delicado tema recurrente de los despidos tras los cambios de administración en los gobiernos es algo que victimiza a empleados y sataniza a nuevos funcionarios. Como priista, ciudadano y ex empleado municipal me permitiré emitir mi opinión.

Desde el momento en que se decide participar en una campaña política, debería considerarse que tan altas son las posibilidades de obtener una oportunidad laboral como de no hacerlo, ya que como cada uno de nosotros hay otros cientos o miles que esperan lo mismo y las administraciones públicas no son agencias de colocación laboral, además de que los compromisos son muchos y no siempre muy rectos que digamos.

En el mismo sentido, toda persona de nuevo ingreso laboral en una administración pública debería tener en cuenta desde el primer día de estancia, ya no actividad porque tampoco se parte uno la espalda el primer día; tendrá muy, muy altas posibilidades de ser despedida al término de la administración ya que como él o ella en su momento, hay otras personas que se esforzaron en campaña; ya sea por posicionar a su candidato e ideas como por obtener un empleo.

El gran problema de esto es caer en la zona de confort y pensar que ese día nunca llegará y que podremos estar en una plaza de 8 a 15:30 horas con un buen sueldo y poco esfuerzo, prestaciones excelentes y un buen aguinaldo sin buscar otras alternativas.

El día funesto del cambio de administración se presenta y las lágrimas, los pleitos y las quejas públicas no se hacen esperar. Creo que lo mejor es siempre tratar de adaptarse al cambio y evitar caer en el confort buscando siempre otras alternativas de desarrollo, auto capacitándonos y efectuando otras actividades.

http://www.lja.mx/2014/01/personal-del-ayuntamiento-capitalino-teme-por-su-trabajo/

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