Me parece que a los mexicanos no nos han quedado claros los alcances de un mandatario, de un legislador, de un gobernador y ni siquiera de un presidente municipal. Lo reitero, seguimos esperando un Tlatoani protegido por los dioses que con la iluminación de estos cambie en tres días la suerte de una nación penosamente individualista.
Del formato
Tal pareciera que las expectativas sobre el debate realizado el domingo 6 de abril de 2012 entre los candidatos a presidente de la república excedían el mero objetivo de conocer el pensamiento, la postura y las propuestas de cada uno de los participantes. Pareciera que creyéramos que el evento permitiría demostrar quién es el elegido por los dioses para ocupar el trono presidencial. Peor aún considerar imprescindible que de un debate, un espacio para la exposición de ideas y la réplica debiera generar un triunfador contundente.
Considero primeramente que el formato del debate debiera actualizarse y flexibilizarse. La rigidez en los tiempos de participación y el formato de turnos planeados enmarcaron el evento en un formato demasiado cuadrado y político para mi punto de vista.
Creo que las instituciones electorales, en la búsqueda del fortalecimiento de nuestra democracia, podría mostrarse más innovadoras y si, continuar con los debates entre candidatos pero también espacios de dialogo, expresión y replica entre candidatos y ciudadanos, con un toque más natural y menos acartonado. Un buen ejemplo me parece el formato del programa “Tercer Grado”, que se desarrolla en un espacio físico y ambiente que permite la naturalidad de los participantes.
2012 es ineludiblemente la coyuntura perfecta para el fortalecimiento de la participación ciudadana desde las campañas y las urnas hasta las decisiones en el ejercicio del poder.
Increíblemente, un debate realizado en 1960 entre John F. Kennedy y Richard Nixon, parece más flexible y menos cuadrado que el mexicano de 2012, era del desarrollo de las democracias y la innovación.
De los candidatos
Esencialmente todos los candidatos repitieron lo que han venido anunciando en spots, mítines y publicaciones en redes sociales. Todos y cada uno coinciden en la problemática que aqueja a México, sin embargo presenciamos un debate entre los tres principales contendientes con poco contenido profundo sobre el porqué y el cómo. En el caso del candidato del Partido Revolucionario Institucional, se percibe su formación política de carrera en un discurso con tintes de mandatario como lo ha acostumbrado desde su gestión en el Estado de México. Creo que a diferencia de lo que muchos esperaban, el candidato puntero demostró seguridad, capacidad de improvisación y buen manejo de la palabra, no así con el de los tiempos.
Un factor en contra de la candidata del Partido Acción Nacional es sin duda el tono de voz. Al inicio de la campaña su tono de voz pretendía sonar agresivo pero sin poder evitar ese tono “chillon” que a muchos desagrado. Durante el debate la candidata adoptó el mismo manejo de la voz, además de lucir sumamente rígida en su postura y hasta en la naturalidad de su cabello. En contenido, su participación fue similar a la de los candidatos del PRI y PRD. Superficial en cuanto a los problemas generales de la nación y sin profundidad en contenido de propuestas y soluciones, caracterizado además por centrar sus ataques en el candidato puntero. Lo cual desde mi punto de vista fortalece la percepción ciudadana de que es el candidato a vencer debido a su fortaleza política.
Por su parte, creo que el candidato López Obrador peca en el tema de la victimización de los mexicanos, en una sociedad donde de por si crecemos con la idea casi genética de que somos víctimas de los maestros, de los políticos, de los ricos, de los empresarios, de los conquistadores y de todos aquellos que por legalidad o ilegalidad han alcanzado lugares privilegiados en nuestra sociedad. También un mensaje con poco contenido y preparado para continuar con el ataque.
Si bien, me parece que no debemos buscar un ganador sino analizar que ganamos los votantes con la realización de este debate, quien desde mi punto de vista resulto mejor beneficiado en cuanto al grupo de candidatos se refiere, fue sin duda Gabriel Quadri. Ningun ataque de los otros candidatos reparo en el candidato del partido emanado del sindicato de la educación. Quadri permitió demostrar que se trata de un hombre preparado, informado y con una visión diferente y un mensaje más natural y menos ensayado que los otros participantes. Principalmente, creo que intento exponer el fondo de los temas del debate, adentrándose en detalles por debajo de la generalidad manejada en el mensaje de los otros candidatos.
El candidato del SNTE, se auto excluía de la política. Es cierto que no es un político de carrera, sin embargo su participación en los comicios lo convierten ahora en político. Creo que un mensaje con estas palabras solo contribuye a seguir fortaleciendo el clasismo persistente en el imaginario mexicano y alejarnos cada vez más, como lo hace el candidato de las izquierdas, de los políticos, autoridades e instituciones de nuestra patria.
Cómico resulta escuchar que todos y cada uno de los candidatos se declararan ganadores del debate. Los únicos ganadores del evento deben ser los ciudadanos; ganar información, ganar fundamentos, ganar conocimiento de ideas y propuestas para un voto razonado y ejercido sin influencias ajenas al criterio propio. Pero no fue el caso, escuchamos las mismas propuestas y mensajes, a excepción del candidato del Partido Nueva Alianza, cuya campaña ha sido poco llamativa.
Además de eso, tristemente para la madurez democrática del pueblo mexicano, el tema más comentado fue la participación de una playmate contratada como edecán para el evento. Como siempre lo menos relevante es lo más interesante para los mexicanos.
Espero que el formato del debate sea más actual, se adecue a la necesidad de información del electorado y que además los candidatos demuestren que están preparados para manejar los retos
que el país enfrenta. Es cierto que parte importante de la democracia son los cuestionamientos y la réplica, pero también lo son los hechos, las pruebas y las propuestas, así como por qué y el cómo.
Y estos han sido los grandes ausentes de las campañas y lo fueron del debate.